El desafio de las ondas

Si algún medio de difusión es popularmente querido en España, este es la radio, que ha penetrado desde 1923 en los hogares españoles y hoy no hay hogar que no tenga una. La radio ha hecho compañía a miles de viudas de posguerra, viudas de ambos bandos que como paradoja, estaban unidas por un lazo común, la muerte de sus maridos.

La radio acompañó a estas y a otras mujeres con canciones de Jorge Sepúlveda, Machín, Antonio Molina, Manolo Escobar, Acebe Mejías; acompañó con radio novelas de Sautier Casaseca, con las voces de Matilde Conesa y Rafael Barón.

Los inválidos de guerra también escuchaban la radio. No había televisión, los cines eran escasos, los bailes solo funcionaban los domingos; la radio llenaba un gran espacio de la vida española.

Las emisiones prácticamente eran todas estatales o paraestatales, el control que sobre ellas se ejercía era censuralmente brutal.

Los noticiarios eran tendenciosos, exagerados y ocultadores de lo que ocurría. El fútbol era retransmitido los domingos, y el oyente veía a través de las ondas cómo Gento, Puskas, Diestéfano o Kubala realizaban las hazañas con el esférico.

Hay hoy más emisoras que en los años 60, ya que no son todas estatales, pero un gran número son del Opus Dei, y como en mi pueblo se dice “¡Tal para cuál marajota e media!”.

Pero un día, en antena surgió de la capital de España que, de vez en cuando, late con pulsos de fiebre, Radio 3.

Esta emisora, lentamente, noche a noche, fue ganándose a la juventud. No hacían radio al modo clásico. El horario intempestivo era atrayente, empezaba a las 11 de la noche acabando sobre las tres de la madrugada.

Las voces eran agradables, cotidianas, cercanas, no tenían ese tono aséptico y engolado de otras emisoras; pero lo más interesante era lo que decían. Por primera vez los informativos no hablaban de jefes de estados ni de grandes acuerdos firmados. Noticiaban cosas risueñas, que los jóvenes estudiantes y jóvenes obreros y otras personas no tan jóvenes, oían gustosamente.

Bajo esa capa de informalidad, los componentes de Radio 3, se documentaban y estudiaban en los guiones y programas, sabían hacer radio y la hacían BIEN. Fue la primera vez que esto ocurría en España.

Con los mundiales de fútbol de 1983, Radio 3 alcanzó su punto más alto. Con el tiempo fue haciéndose más seria y un poco más sensata. Perdió algunos matices pero ganó otros. De todas formas, evolucionó para más y para mejor.

Utilicé a menudo las ondas de Radio 3 para trabajar y también utilicé sus programas como termómetro de la temperatura nacional. Sus ondas, su música, sus entrevistas, sus montajes ayudaron, me acompañaron durante horas; como durante horas la radio del general Franco acompañó a la población española. Claro que los resultados son bien diferentes.

Envío un saludo a los que hacen y componen Radio 3, y felicito por hoy a sus programas, desde “Música Pop” a “Tris, tras, tres”, pasando por “Barraca”, “Tertulias” o “Caravana de hormigas”.

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