Los golfos de la guerra

En casi todos los libros se denominan de historia, sus discursos están basados en guerras y acontecimientos bélicos. En ellos, los hechos violentos son la clave de todo lo acontecido en el pasado y de todo acontecimiento que en el futuro habrá de suceder. El acontecimiento bélico, es para el historiador el alfa y el omega del devenir humano.

 

De estos libros, tras múltiples destilaciones, el historiador elabora, por encargo, una criatura probeta en forma de libro comúnmente conocida por texto escolar o manual universitario. Si en los libros primeros las guerras eran la clave del acontecer humano, en los textos y manuales escolares la guerra es la razón de cada página en ellos escrita.

 

¿No está dividida acaso la historia humana, en cuatro fases o edades? ¿No se han hecho estas divisiones por acontecimientos bélicos?

 

Refrescaré la memoria del olvidadizo y del escéptico; con el acontecimiento bélico de la caída del imperio romano, finaliza la era Antigua; con el hecho bélico de la toma de Constantinopla por los turcos, finaliza la Edad Media; con el hecho bélico de la revolución francesa y su posterior napoleonización de Europa, finaliza la Edad Moderna y comienza la era contemporánea; incluso se ha escrito que actualmente vivimos en la era atómica, que de ser así tendría su comienzo del hecho bélico de Hiroshima y Nagasaki.

Cierto día escuché por azar un retazo de conversación de dos buenas señoras.

 

Decía una de ellas: «­­­Como te digo, es un auténtico golfo, no trabaja, no hace nada, solo piensa en tener dinero, vivir bien y se pelearía con todo el mundo si falta le hiciese para conseguirlo».

 

Pensé con sorpresa, están hablando de historia, pues no, lo que hablaban era de un vecino sin nombre relevante, al menos de momento.

 

¿Acaso Napoleón no quería lo mismo y lo mismo no han querido reyes, emperadores, conquistadores, presidentes de gobierno, generales y magnates de la industria?

Cada uno diciendo que lo hacían por Dios, la patria, la monarquía, la nación, la economía, el honor, la ley, la libertad, la democracia… cuando en realidad era muy otra su intención.

Golfos, golfos, golfos, golpeaba esta palaba mi cabeza una y otra vez, comenzando a intuir su transcendencia y realización con el probable conflicto del Golfo Pérsico en el que veía reunidos los históricamente perpetuos golfos de guerra.

 

Escrito en el año 1991

 

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